Madrid – El camino hacia la soberanía fitogenética desde la agroecología autogestionada. Caso de estudio: Proyectos agroecológicos en Perales de Tajuña

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El modelo de organización social imperante a través de la modernización de los sistemas de cultivo ha llevado a la sustitución de las variedades tradicionales por variedades industrializadas; este proceso erosivo ha generado una grave dependencia de la industria por parte de las personas agricultoras y campesinas, perdiendo así su autonomía en el control y manejo de los recursos fitogenéticos necesarios para la producción de alimentos.

Este modelo hegemónico, capitalista y patriarcal, que impregna a la agricultura, coloca la obtención de beneficios monetarios en su centro de interés desplazando la sostenibilidad de la vida. Ante este panorama surgen formas de resistencia que reclaman la Soberanía alimentaria como marco de una construcción social que busque la sostenibilidad tanto a nivel ecológico como social.

Uno de los requisitos para alcanzar la Soberanía alimentaria es recuperar el recurso semilla en todas sus dimensiones, es decir, obtener Soberanía fitogenética. Espacios de transición social agroecológica, como son las experiencias de tipo cooperativo dentro de ámbitos periurbanos, oponen resistencia al capitalismo tratando de salir de las lógicas mercantilistas a través de la autogestión, principalmente desde la construcción de un sistema agroalimentario alternativo tipo canales cortos de comercialización y que actualmente tienen una notable presencia en el mapa del consumo agroecológico dentro del Estado español.

Estas iniciativas se caracterizan por transitar entre un modelo modernizado (lógica urbana) y un modelo tradicional (lógica campesina). En las experiencias agroecológicas que ocupan nuestro caso de estudio, experiencias situadas en Perales de Tajuña (Madrid), este tránsito, en cuanto a la gestión de la semilla, origina cierto grado de tensión ya que a pesar de que la Soberanía fitogenética se encuentra entre sus objetivos relativos a la autonomía, en estos momentos utilizan entre un 44% y un 67% de semilla procedente de la industria lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Cuáles son los motivos que sostienen esa tensión? El análisis de este tránsito en su relación con la semilla nos permite identificar posibles elementos base con los que avanzar en el camino hacia la construcción de un sistema de semillas basado en la reproducción del material genético y cultural en clave de autonomía social, política y ecológica que pueda colocar la sostenibilidad de la vida en el centro.

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