Sepa cómo el capitalismo, el TLC y Monsanto, arrasaron Colombia

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A Colombia se nos quiso vender como una nación próspera, de igualdad social y progreso económico.

Similar treta de laboratorio se configuró con Chile, para vendernos el capitalismo, puro y duro.

Los años, las crisis, las desigualdades y la pobreza, se encargaron de desbaratar el laboratorio informativo montado por los dueños del mundo, los ricos, las corporaciones y las transnacionales de la comunicación.

Van 14 días de paro en Colombia. El país está al borde del colapso económico. Los artículos escasean, y sus precios se dispararon. Van 5 muertos y centenares de heridos.

El país está militarizado, impera casi un toque.

Hay protesta por tuiter, fecebook, redes sociales, en las calles, con los campesinos, cafetaleros, mineros y otros sindicatos que se sumaron.

Arde Colombia, y las causas se resumen en una: el capitalismo en su máxima expresión, el Tratado de libre Comercio con EEUU y otros países.

Ese TLC que Uribe preparó y Santos firmó, es la espoleta de las protestas en el campo, que se han visto arrasados por un monstruo llamado Monsanto.

Una de las multinacionales más poderosas del planeta, sólo comparada con los complejos militares y armamentístico de EEUU.

Si en Venezuela la oposición critica, no sin razón, que nos hemos convertido en un país importador, hasta de productos alimenticios, en Colombia la realidad es mucho más alarmante: papa, leche, hortalizas, cacao, azúcar, cebada, de trigo, de soya, de sorgo, de algodón, que antes del TLC se producían, ahora se importan.

Las altas tasas de interés para el crédito agrícola, el costo de los insumos y la apreciación de la moneda, son algunas de las causas que detonaron esta explosión de rabia en los campos colombianos, que recién hace dos días comenzaron a desbloquear las vías.

Pero no sólo lo anterior, la pobreza en Colombia es feroz. Es un país dividido en dos mitades: una clase pudiente, de las más reaccionarias del continente, y una clase pobre, del campo, de las periferias de las ciudades, cuya situación y circunstancias son caldo de cultivo para la guerrilla, el paramilitarismo, secuestro, sicarios y drogas.

Por ejemplo, en Chocó, Cauca y Guajira, hay poblaciones con pobreza e indigencia superior al 90 por ciento de sus habitantes.

Las cifras del PNUD son un mazazo para la clase dominante, que usufructúa del poder desde hace décadas.

El informe, llamado Colombia Rural, razones para el esperanza del 2011, señala que la tercera parte de la población rural vive en pobreza extrema, y que el 75,5% de los municipios colombianos son rurales, en ellos vive el 31,6% de la población.

Más cifras: el 58,3% de los hogares rurales se encuentran en algún grado de inseguridad alimentaria el 20% de los niños menores de cinco años en situación de desnutrición crónica y el 1,3% en situación de desnutrición aguda.

Según la Defensoría del pueblo, el 40,8% de la población está en condiciones de inseguridad alimentaria y el Informe Nacional de Desarrollo Humano muestra que el Coeficiente de Autosuficiencia Alimentaria pasó de 1,04% a 0,95%entre 1991 y 2008.

No lo dice este opinador, sino la ONU: Colombia es uno de los países más desiguales del mundo en tenencia de la tierra, pues 52% de las mejores campos para el cultivo, está en manos de 1.15% de la población.

Los gobernantes siempre han prometido una revolución agraria, reformas, pero nunca han cumplido. Más bien, crearon un modelo productivista, de agricultura comercial, donde las transnacionales, a través de los TLC, son las que dicen y hacen, convirtiendo a los campesinos en sus súbditos.

Por ejemplo, un campesino Colombiano , que durante años tuvo sus semillas para su cultivo, ahora tiene que comprarlas a la poderosa Monsanto, transnacional que tiene los derechos de esas “semillas certificadas”.

Es decir, Monsanto u otras multinacionales del TLC, obligan al campesino a adquirir semillas transgénicas certificadas, cuyos insumos y herramientas adicionales para su producción son vendidas por las mismas corporaciones alimenticias.

No puede reservarse ninguna semilla, como ancestralmente se hizo, so pena de ser demandado y enfrentar procesos judiciales o ir directamente a la cárcel.

Por eso, se pararon, y no parecen tener pretensiones para detener su protesta.

Eso sí, saque una libreta y apunte: van 5 muertos, 512 personas judizializadas y más de 200 heridos.

Los magnates que gobiernan el país cafetero, no se andan por las ramas para matar a quien se interponga en su camino, sino pregunten a Uribe y sus campos de la muerte con los llamados “falsos-positivos”.

¿Se imaginan el escándalo mediático si una décima parte de lo que acontece en el vecino país, sucediera en Venezuela?

No duden que María Corina, Diego Arria, Leopoldo López y Pablo Médina… estuviesen pidiendo la intervención militar de EEUU.